Los cannabinoides sintéticos son cada vez más noticia. No sólo por su popularidad entre los consumidores jóvenes, sino también por las normativas impuestas por las autoridades y sus efectos nocivos. Entonces, ¿qué son realmente los cannabinoides sintéticos? Mama te lo explica todo para que puedas cuidarte con total seguridad.
Para recordar
- Los cannabinoides sintéticos son moléculas creadas desde cero en el laboratorio.
- La mayoría de estas moléculas están declaradas ilegales por las autoridades francesas.
- Se consumen principalmente con fines recreativos.
Los secretos de la fabricación de cannabinoides sintéticos
Los cannabinoides sintéticos se fabrican en laboratorios Desde compuestos químicos diseñados para eludir los efectos del THC y producir productos más potentes.
A diferencia del CBD o el THC, que se extraen de forma natural de la planta, los cannabinoides sintéticos no proceden del cáñamo natural, sino que se crean íntegramente en el laboratorio.
Estas sustancias fueron desarrolladas originalmente por investigadores con fines científicos. Se utilizaron para estudiar el funcionamiento del sistema endocannabinoide en el organismo o para explorar nuevas vías médicas. Su estructura química varía enormemente, lo que puede complicar su clasificación y regulación.
Existen diferentes versiones de cannabinoides sintéticos, que pueden pulverizarse sobre flores secas o incorporarse a líquidos para vapear. Si el proceso de fabricación no está controlado, puede dar lugar a variaciones significativas en la dosis y la pureza.
Hoy en día, algunos de estos productos están en el mercado. Su composición exacta no suele estar clara, lo que plantea dudas sobre su seguridad, y se ha observado un aumento de la dependencia en los últimos estudios.
Mamá explica los efectos de los cannabinoides sintéticos
Los cannabinoides sintéticos intentan reproducir los efectos del THC, pero sus reacciones pueden ser muy diferentes. Algunos consumidores informan de sensaciones parecidas a la euforia, la relajación o la alteración de la percepción.
Pero estos efectos suelen ser más intensos, de acción más rápida y menos predecibles que los del cannabis natural. Otros informan de sensaciones desagradables de ansiedad, confusión, náuseas y palpitaciones.
Como estas sustancias suelen ser más potentes, el organismo puede reaccionar de forma inesperada, sobre todo si la composición del producto es incierta. Mama te aconseja que te mantengas alerta, porque a largo plazo este tipo de sustancias pueden provocar pérdida de memoria, trastornos del estado de ánimo y una dependencia muy fuerte.
¿Son los cannabinoides sintéticos realmente buenos para el organismo?
A diferencia del CBD o el THC natural, los cannabinoides sintéticos se crean en laboratorios y su impacto en el organismo aún no se conoce bien. Se ha demostrado que los productos modificados químicamente no son realmente buenos para el organismo.
Como consecuencia, el consumo de cannabinoides sintéticos se ha extendido en los últimos años, y las autoridades sanitarias han emprendido una auténtica caza de estos productos, que han sido declarados ilegales.
La lista de cannabinoides considerados estupefacientes incluye H4-CBD, H2-CBD y muchos más, como HHCPO, THCP y THCA. Por ello, su producción, venta y consumo están prohibidos en España desde el 3 de junio de 2024. Si buscas una forma de relajarte, Mama te aconseja que recurras a los productos naturales, que suelen ser la forma más segura de cuidarte.
¿Por qué hay cannabinoides sintéticos en el mercado?
Los cannabinoides sintéticos han surgido como una alternativa más potente y a veces más barata a los cannabinoides naturales como el CBN o el CBD. Sus intensos efectos atraen a algunos consumidores que buscan emociones fuertes. Estos productos se consumen principalmente con fines recreativos para producir euforia.
Durante mucho tiempo, estas sustancias evolucionaron en un limbo legal, sorteando las leyes sobre el cannabis gracias a variaciones químicas que podían consumirse discretamente en forma de e-líquido.
Hoy, las autoridades francesas las vigilan de cerca, porque sus efectos son imprevisibles y a veces peligrosos. Además, el consumo de cannabinoides sintéticos está aumentando entre los jóvenes de 18 a 25 años.